viernes, 23 de marzo de 2012

Día 84: A Marzo


Si, repetir.
Que gran infinitivo...
Y si que puede ser infinito.
Y si lo infinito nos abruma, cuanto mas nos abrumará repetir?
Aprendimos a repetir las cosas desde muy chicos, desde aquellos momentos en que sin entender, repetíamos los gestos de mamá.
Repitiendo aprendimos palabras, números, y entendimos como usarlas.
Repitiendo nos hicimos maestros, y nos apasionamos descubriendo algo nuevo...

Repitiendo nos rompimos la cabeza, pensando una y otra vez en como hacer algo, y sentimos una felicidad inmensa cuando aquello que no sabíamos, luego lo entendimos, aprendimos, y aplicamos, casi por inercia
Repitiendo nos equivocamos, hicimos mal las cosas, para luego hacerlas increíblemente bien.

Nunca creí en que la clave de hacer las cosas bien sea solo cuestión de suerte, creo mas en la perseverancia, en caer, levantarse, sacudirse el polvo, y seguir al ruedo.

Repetir, repetir, repetir.
Perseverar, perseverar, perseverar.

Cualquiera puede ser bueno en absolutamente cualquier cosa, si le dedica el tiempo suficiente para hacerlo una y otra vez.
Luchamos diariamente contra la rutina, para salir de lo común, nos hacemos viajes, dias de spa, masajes, pero no saboreamos cada cucharada del aprendizaje, que tantas veces nos enoja, nos cansa y nos satura.

Si al menos viéramos lo que nos espera, si pudiéramos al menos espiar por un segundo un pedacito de lo que podemos ser, en ese mismo momento, volveríamos a ser aquello que siempre hemos sido.

AprilSun

domingo, 18 de marzo de 2012

Día 83: No vives de ensalada.

Los domingos son extraños, un tanto atípicos.
Dependiendo de como hayas pasado el resto de la semana, pueden transformarse en tardes de Kurt Cobain, o en días de Picnic a lo familia Ingalls.
También podemos haber vivido el domingo dentro del sábado, esos días en que la almohada nos abraza con 40 grados de calor, y no nos importa. Para que importarnos cuando nuestro mundo pasa a ser el onírico?

Sin importa las razones, los domingos son así, revelados del resto de la semana. 
Luchando a muerte con su archienemigo, se enfrenta en una batalla épica con el nunca bien ponderado Lunes, tratando de estirar lo inevitable, sabiendo muy bien que cada nuevo día tomará el control una vez por semana. 

En esa vorágine de los domingos, es que decidí cocinar Milanesas.
Me apresuro al mediodía, semi-despeinada, tratando de que no me cierren los chinos, o el kiosco de la vuelta.
En estos días la gente llega en 2 turnos, los que se levantan temprano para apreciar las mañanas y tomar un desayuno que te da energías para toda la semana, y nosotros, los que nos levantamos al mediodía y abrimos la heladera pensando de que manera se combinar un cuarto de morrón, 2 papas y un queso rallado sin abrir.

Salgo de mi casa, pensando que quizá todo se acomode de manera estratégica para que nadie haya en cada lugar donde tenga que ir. Pero no, me encuentro con el segundo turno de gente despeinada que se levanta al mediodía, y tengo que esperar.
Me quedan 20 minutos, y aún me faltan compras por hacer.
En estos momentos es cuando recuerdo los dichos de mi abuela "nena, sos un talón con ruedas". Así que calibro mis pies a máxima velocidad, y enfilo para el kiosco de la vuelta de mi casa.
Bien. Esta vez no hay nadie en el kiosco, pero veo a una chica caminar hacía mi mismo destino, y nos enfrentamos en una carrera para ver quien llega primero al kiosco. No me dan los pies para llegar antes que ella, pero esta vez me gana. No se puede luchar contra la gente del primer turno, tienen mas energías que el Tigre del Cereal.

Como que no tiene aceite???
Ahora si, la que está en el horno soy yo, y no mis milanesas.
Me queda una última opción, y son los chinos.
Los chinos son la única especie en el mundo que suele tener una aprendizaje volátil del Español. Las palabras "vencido" o "caro" suelen activar en ellos una amnesia temporaria que los deja en el piloto automático del "Na-entendo".
Con el aceite Patito en mis manos, y desacelerando ahora mis pasos, ahora vuelvo a casa feliz, de haber cumplido una vez mas, la carrera inevitable de los del segundo turno de los domingos al mediodía.

See you on Mondays, baby.


AprilSun.

jueves, 15 de marzo de 2012

Día 82: Mostrame los dientes

Nunca me gustaron los osos.
Y menos cuando vienen en forma de peluche. No entiendo como alguien puede regalar un animal que si te cruza en el medio del bosque no tendría ningún reparo en usarte como su almuerzo.
Pero claro, como es un peluche, es tierno.
Tiernas mis pantuflas (y no son de oso), yo no quiero tener la representación de un carnívoro a escala, mirándome con ojos tiernos y un corazón en la mano. No es una imagen un tanto caníbal?

Será que como especie dominante, por encontrarnos en el nivel máximo de la escala alimenticia, podemos enternecer absolutamente a cualquier cosa.

Sino miremos a Barney, un Tiranosaurio Rex diciéndonos que nos quiere, y que somos una familia feliz.
Minga!
Si nos hubiéramos cruzado con un T.Rex hace 65 millones de años nos hubiera usado como escarbadientes, y el fuerte abrazo nos lo hubiera dado para deshacerse de nosotros.

Las maravillas, están en otra parte.
Las cosas que pasamos por alto, tienen mayor contenido enternecedor que aquello que se hace a medida.
A veces creemos que las emociones están en una película, con un final feliz, o en la adrenalina de una película de miedo.

Nos enternece el gatito de una película mirándonos con ojos grandes y tiernos, pero pasamos por alto una gran cantidad de miradas al día. Idealizamos la ficción, sin darnos cuenta que la verdadera realidad puede estar en la mirada de una persona. Contamos emocionados la historia de una película que vimos, pero pasamos por alto la mirada triste de un amigo.

Las verdaderas emociones están ahí afuera, como Objetos no identificados, esperando por ser vistos.

AprilSun.