jueves, 5 de abril de 2012

Día 85: Don telmo y el mate

Existe una biósfera especial, con un microclima creado con las resacas de los bolsillos de cada extranjero. Donde aquello que no vale nada, puede ser una reliquia, con solo saber chamuyar: Eso es San Telmo.

Nadie dijo que un barrio arrabalero, tenía que estar plagado de tangueros, cuando las ojotas, camisas hawaianas, y cámaras fotográficas colgadas del cuello forman parte de este paisaje.

Es un fin de semana cualquiera, y San Telmo despierta, abriéndonos sus puertas, para entrar a un mundo casi surrealista, donde lo antiguo es moderno, y donde lo viejo no es viejo: Es vintage.
Empiezo a caminar...y un tumulto de gente hace que me pare a ver.
Debe ser algo bueno.
O al menos, es lo que el tumulto de gente me hace pensar.
No hay un lugar mejor para ver lo que el "efecto masa" provoca en los seres humanos. Si vemos que hay un grupo de gente que está mirando algo, vamos corriendo a ver que es lo que todo el mundo está viendo.
Si fueron alguna vez a San Telmo habrán notado que son siempre los mismos...el titiritero que cuenta historias con su marioneta a través de los tangos, el clon de Gardel, los guitarristas grosos de la plaza, la estatua viviente de hombre que lo agarró el viento (que siempre pone la misma cara en las fotos), alguna que otra batucada, y vendedores de bocadillos gourmet hechos de quien sabe que mezcolanzas.
Cualquier cuchara bien lustrada puede ser el objeto deseado, y hasta la chaqueta de la abuela que nunca nos pondríamos en ese momento nos parece cool.
Solo San Telmo provoca esa magia...
Todo puede cobrar otro sentido, con solo cambiar el punto de perspectiva, o no?
Me encanta pensar en la historia que habrán tenido cada una de esas cosas hasta llegar a ese lugar...
...A cuantas niñas habrá asustado esa muñeca hasta llegar a esa vitrina?...o cuanta soda soda se habrá tomado hasta pintarla y convertirla en obra de arte...?
Si en cada una de esas cosas hay un pedacito de nuestra historia...como no quererlas?

Debajo de lo superficial, lo que todo el mundo ve, se esconde un pequeñito San Telmo, hecho por nosotros mismos. No hay porqué renegar de lo viejo...si los tesoros invaluables están al alcance de nuestras manos.
No los dejemos tirados en un rincón, y esperemos que ellos nos cuenten nuestra verdadera historia.

...y cuando llegue a vieja, no seré vieja, seré vintage.

AprilSun.

1 comentario:

  1. Cuando vamos de paseo a San Telmo, siempre nos morfamos una pizza a la parrilla, en el lugar que te jedi, curioseamos por las galerías y el extraño mercado, miti antigüedades berretas, miti mercado de carnicerías, verdulerías y almacén. Transitamos su calle peatonal donde la fila de artesanos trajina interminables horas de mate lavado, con sus baratijas y los cambalaches que hay por doquier.
    Una mención aparte es la arquitectura del barrio, que invita a imaginar sus años de esplendor. En esa iglesia se casó mi hermana.
    Al caer el sol, volvemos por Independencia, satisfechos con nuestras chucherías de ocasión.
    Mil gracias AprilSun, de verdad me llevaste de vuelta a pasear por allí.

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