domingo, 26 de febrero de 2012

Dia 80: Adolescencia del segundo cuarto

En unos días voy a empezar a contar de a 3 decenas y eso a veces hace que me bajonee un poco.
Sera porque cuando alguien llega a estas épocas empieza a sentirse un poco grande para hacer ciertas cosas, y ya si bien no sos pequeña para otras, aun no estas preparada para hacerlas.

Como una segunda adolescencia, aunque sin los padres cerca para que te digan lo que te conviene y lo que no, y sin la excusa perfecta de que estas creciendo. Con algunos kilos mas que a los 15, y con mayor cantidad de responsabilidades reales, ya no hay un hermano a  mano a quien echarle la culpa...
A algunos los encuentra siendo padres, eso es bueno, te ahorra la capciosa pregunta de para cuando pensar serlo, que combinada con la pregunta del casorio, forman un combo casi explosivo.

Y quizá la parte mas difícil de todo, es el sentir que estas creciendo, y no querer sentirte arrastrada por la vorágine de los estereotipos de la sociedad. "Hay que cuidar las formas" dicen por ahí, y de a poquito nos vamos moldeando hasta entrar en el traje perfecto que nos cabe a todos: El de ser predeciblemente normal.
Usamos términos que nos quedan bien, nos interesamos por aquello que nos conviene, nos fijamos en la agenda mental cuantas cosas tenemos que hacer, y las repasamos día a día, como si acaso tuviéramos mayor estatus por saber o tener mas que los demás.
Nos sentimos inmersos en la competencia, la comparación, la seriedad, y la envidia, nos complicamos en cosas que ni tienen sentido, y nos preocupamos por las cosas antes de que estas sean un problema. Y eso nos va quitando de poquito aquello que nacimos siendo, aquello que queríamos ser, y dejamos de lado solo por hacer lo que mas nos conviene.

Porque soy una luchadora incansable de aquello que por simple, sale fuera de lo común, pero sin caer en la monotonía, ni en la rutina. No hay peor enfermedad que sentir que todos los días se vuelven iguales, y sentir que no se pueden cambiar.
Y es que prefiero ser así, aunque a veces me cuesten algunos días tristes, prefiero despertarme sin pensar en lo que me deparará el día, que pensar en cuantas cosas tengo hacer.
Prefiero no pensar en los días, en las horas, en los meses, en los años, aunque ellos me hagan saber una vez por año que están ahí.

Aun elijo emocionarme con aquellos que hacen lo que ya nadie hace, con aquellos que nadan contra la corriente, porque nadar con ellos, me hace cada día mas fuerte.

AprilSun,


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