sábado, 31 de julio de 2010

Día 62: Trece, que te parece.

Y es que creo que las personas no se hacen mas viejas, les sucede "algo" mas, y eso es precisamente la vejez.

Pensemos por un momento en un niño de...5 años, sin complejos, sin ideas formadas, sin prejuicios, ni miedos al futuro, sin rencor, ni odio, sin preocupaciones. Podríamos pensar por algún momento que tratamos con alguien que está envejeciendo? Un perro a los 5 años según la real academia de los pensadores de cualquier cosa, diríamos que tiene 35. Y sabemos que el perro se vuelve viejo porque ya no juega, prefiere echarse y comer en lugar de ir a buscar la pelotita, prefiere ladrar sentado a ir mover la cola y mirar por debajo de la rendija de la puerta. No por las canas, porque en los perros son poco visibles, no por los años humanos, no por el simple hecho de que pase el tiempo....

Y somos tan parecidos en algún punto.
Es que el síntoma mas latente de que estamos envejeciendo es que cada vez nos importa mas lo que piensen los demás, que lo que podemos creer, o lo que sintamos en un momento determinado. Pensemos en un momento en algo, cuantas veces dejamos de decir, o hacer cosas por el "que dirán"? En un primer momento pensamos que son buenas ideas, pero cuando comenzamos a enfrentarnos con el monstruo de las mil opiniones dispares de cada uno, nos damos cuenta que nunca se puede estar bien con todos, y desistimos de expresarlas.
Que nos hace arrepentirnos? Decir que algo está bien y luego cambiar de opinión? Solo debería cambiar la concepción de nuestras ideas nuestro propio raciocinio, y nunca la mera opinión de otro. Donde está el convencimiento? Donde están las bases? Donde el entusiasmo que da dejarse llevar por lo que uno cree?

Tener una arruga, o una cana mas no es señal de vejez. Lo es dejarse llevar por el que dirán. Pensar que lo que puede llegar a decir el otro es mas bueno que nuestra propia opinión y empezar a pensar mas por los demás, que por nosotros mismos. Eso es envejecer. Dejar de ser uno mismo, para transformarse en lo que los demás esperan de el.

El niño de 5 años, dudo que le importe mucho si la vecina lo ve mal vestido, o si de repente se le cae comida de la boca, o nadie sabe a que está jugando.

La verdadera juventud está en dejarse llevar por sus propios valores, no intentando hacer un valor común y universal que deje conforme a todo el mundo.

Y al que no le gusta ya sabe...

AprilSun.

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